lunes, 23 de agosto de 2021

La nación española es milenaria, pero sus regiones no

Por don Rodrigo Bueno.


Desde hace más de un siglo el término “nación” ha generado ríos de tinta, y no ignoramos que también de sangre, especialmente en los países con pulsiones separatistas, como por desgracia es el caso de España. 

Decía Juan Vázquez de Mella que lo que constituye una nación es la unidad de creencias, y que solo existe una nación cuando ésta se revela por una historia común y a la vez independiente de otras historias. Por eso, para el Verbo de la Tradición, España es una nación, pero no lo es ninguna de sus regiones. [1]

No falta quien arguye que, tal como afirma el DRAE en su tercera acepción del vocablo, nación puede ser cualquier «conjunto de personas de un mismo origen y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común», por lo que es posible tener naciones como churros, al gusto del consumidor. Sin embargo, rara vez se esgrime esta palabra sin pretender afirmar algo que va más allá de este significado, de manera que podemos decir con seguridad que se trata de un término con carga política.

Se equivocan quienes afirman que la nación española se construye en el siglo XIX o que el carlismo luchó contra la creación de un Estado moderno (Estado que se había formado ya en España en el siglo XVI, esto es, en su época de mayor esplendor). Lo demuestran innumerables documentos históricos, como la Gaceta Oficial de Oñate, que en un artículo de 1836 (en plena primera guerra carlista) explicó por qué nación y soberanía son cosas distintas [2] o el Código Penal de Carlos VII de 1875, repleto de referencias al Estado y sus atribuciones, por poner solo dos ejemplos de los miles posibles.

El tradicionalismo español siempre tuvo claro que se puede hablar verdaderamente de España y de españoles desde la conversión del rey Recaredo en el III Concilio toledano del año 589, pues fue a partir de entonces cuando, merced a la unidad católica, los pueblos hispanorromano y visigodo se fundieron en uno solo, que es el nuestro. [3]

¿Desde cuándo existen, en cambio, León, Cataluña o Navarra? No hay duda de que no pueden atribuirse una antigüedad semejante. Algunas regiones españolas, como Andalucía o Valencia, son hijas de otras que estaban más al norte. Las hay que tuvieron Cortes propias, singularmente en la Corona de Aragón, y las hay que, aun conservando la denominación de “reino” (por proceder de una taifa mora), no lo eran más que sobre el papel, pues a efectos prácticos no fueron sino provincias de la Corona de Castilla. Y tampoco faltan las que, ostentando el nada deshonroso título de “provincia”, como Guipúzcoa, gozaron de fueros y privilegios. 

Si hay algo que todas ellas tienen en común es que todas proceden de la fragmentación política que supuso la invasión de Tarik y Muza en nuestro suelo en el año 711. Pero el largo dominio musulmán, lejos de provocar la desaparición de nuestro pueblo (o nación), supuso la reafirmación del mismo, mediante la gloriosa empresa que se llamó la Reconquista.

Quienes pretenden que las regiones del norte desarrollaron sus propias nacionalidades al margen del resto de la Península parecen ignorar que, como escribió el arabista Francisco Javier Simonet (eminente tradicionalista), durante los primeros siglos de la Reconquista la población de los reinos del norte aumentó casi exclusivamente con los mozárabes del sur. [4] ¿Cómo cabría esperar, si no, que tan pocos lograsen derrotar a tantos? Así se explica que cuando Fernando III el Santo y Jaime I el Conquistador llegan a Córdoba y Valencia, respectivamente, no encuentran en ellas a mozárabes, pues estos se hallaban ya en las filas de sus ejércitos y no hacían más que volver a casa.

Hablamos, por tanto, de un solo pueblo. Y no creemos casual que éste complete su unidad política, por obra de los ínclitos Reyes Católicos, cuando pone fin a la causa de su división.

Para negar esta realidad, además del falaz argumento de “singularidad racial” de vascos o catalanes, desmentido por la ciencia, [5] se ha recurrido al de las instituciones propias. Pero en el caso de Vizcaya, por ejemplo, encontramos que sus fueros no proceden de antiquísimos usos consuetudinarios del “pueblo vascón”, sino de las exenciones contempladas en las cartas-pueblas y el fuero de los hidalgos, de origen evidentemente castellano, aunque en la misma Castilla se perdieran en el siglo XIV a consecuencia del uniformador Ordenamiento de Alcalá. En todo caso, nada tenían que ver con una “cultura vasca” diferenciada. De hecho, en muchas ciudades y no pocos pueblos de Vascongadas y Navarra jamás se ha hablado vascuence.

Algo similar podríamos decir de las famosas Constituciones catalanas. El origen de estas se remonta a los Usatges de Barcelona promulgados en el siglo XI por el conde Ramón Berenguer I, que no hizo sino compilar las disposiciones que venían aplicándose. Por tanto, no encontramos descabellada la frase “antes fueron leyes que reyes”. Lo que no se dice es que estas disposiciones procedían a su vez del Fuero Juzgo, es decir, del reino visigodo de España. Y es que España es milenaria, pero sus regiones no.

[1] Obras completas de Juan Vázquez de Mella, tomo X, Madrid, 1932, págs. 299 y 303 (véase nuestra anterior entrada de blog Los conceptos de nación y de Estado en el pensamiento de Juan Vázquez de Mella). 

De Manuel de Santa Cruz (Apuntes y documentos para la historia del tradicionalismo español, tomo I, 1979, p. 54) extraemos además el siguiente extracto:


[2] 
Lejos de oponerse a una supuesta “construcción nacional”, los primeros carlistas (como antes hicieran los realistas fernandinos) ponían verdadero empeño en demostrar que la Monarquía tradicional era la esencia de la Nación española y la que representaba mejor los intereses del pueblo, calificando en cambio a los liberales como partidarios del caos y la anarquía. 

El periódico oficial de los defensores de Don Carlos María Isidro (Gaceta Oficial, núm. 90, 2-9-1836, p. 462) desmontaba, eso sí, la falacia liberal de la “soberanía nacional” con estas palabras:


A quienes deseen conocer las verdaderas motivaciones e ideas esgrimidas en las guerras carlistas, recomendamos la lectura de La formación del pensamiento político del Carlismo (1810-1875), de la profesora Alexandra Wilhelmsen.

[3] A este respecto, aconsejamos la lectura de una obra de Modesto Hernández Villaescusa titulada Recaredo y la unidad católica (1890).

[4] Simonet, Francisco Javier (1897-1903). Historia de los mozárabes de España. Madrid. p. 141.

[5] Acerca de los estudios genéticos al respecto, véanse los artículos Los genes de los vascos no son diferentes (2010); Murcianos, castellanos y catalanes, unidos por el ADN (2010) o Al-Andalus no dejó rastro en la genética del sur de España (2019).

jueves, 23 de julio de 2020

Telegrama de felicitación a S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón en su 80 cumpleaños

Varios tradicionalistas del sur de España adheridos a la Comunión Tradicionalista han remitido al Abanderado de la Tradición, S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón, el siguiente telegrama de felicitación:

Tradicionalistas andaluces felicitan S.A.R. Duque de Aranjuez en su 80 cumpleaños y juran morir por la Causa Católica, Española y Monárquica que S.A.R. representa. 
Dios guarde a S.A.R. muchos años.  
Rodrigo Bueno, Roberto Gómez, Loles Rodríguez, Jesús Sosa, Javier Alaminos, ----, Jesús Bravo.
 

lunes, 18 de noviembre de 2019

CRÓNICA I SEMINARIO POLÍTICA TRADICIONALISTA-REINOS DEL SUR

     El pasado día 9 ha tenido lugar en Baeza el I Seminario de Política Tradicionalista - Reinos del Sur. La jornada, netamente académica, se inició, como no podía ser de otra manera, con la Santa Misa tradicional a las 10:00. Un nutrido grupo de fieles baezanos asistieron y encomendaron los frutos del seminario a Cristo Rey.


     Acto seguido, ya en la Agrupación Arciprestal de Cofradías de Baeza, y con la presencia de asistentes procedentes de Almería, Granada, Córdoba, Jaén y una representación de Causa Tradicionalista de Portugal venidos de Lisboa, se iniciaba el seminario con una asistencia superior al medio centenar de participantes. La coordinadora, María Dolores Rodríguez , hacía una presentación que ya adelantaba el carácter de las intervenciones, tras una breve oración dirigida por el Rvdo. Sr. D. Javier Utrilla:
"... recordemos las palabras de Pío XII: «De la forma que se dé a la sociedad, conforme o no a las leyes divinas, depende y deriva el bien o el mal de las almas, es decir, del que los hombres, llamados todos a ser vivificados por la gracia de Cristo, en las terrenas contingencias del curso de la vida, respiren el santo y vivificante hálito de la verdad y de las virtudes morales, o, por el contrario, el microbio morboso y a veces mortífero del error y de la depravación»."
Para ya  plantear: "Por todo ello, el pensamiento tradicional no es sino la oposición a esta revolución, entendida como acción descristianizadora sistemática por medio del influjo de las ideas e instituciones políticas: en definitiva, una contestación cristiana al mundo moderno."

     Se abrió el ciclo de ponentes, a las 11:30, por Roberto Gómez , presidente de la Asociación Tempus  Fugit, con la ponencia El Syllabus: Magisterio Político, documento de Pío IX que se compone de 80 proposiciones condenadas por la Iglesia. Hizo una introducción de las recogidas en los tres primeros títulos, para después centrarse en la actualidad de las condenas del socialismo, y mostrando los conceptos básicos de Teología Política definiendo sociedad, soberanía, Estado, Ley Natural y Eterna, bien común, sociedades intermedias.


     Tras unos minutos de descanso, D. Javier Utrilla Avellanas, sacerdote de la Hermandad de San Pío X, quien hacía un año había abierto un ciclo formativo con una conferencia sobre Cristo Rey, expuso La encíclica Libertas: futuro, donde desgranó este documento de León XIII mostrando los diferentes tipos de liberalismo y sus respectivas condenas y el absurdo que encierran. Cerró su ponencia encomendando a los seglares la obligada tarea de resistirse a todos aquellos que, de una u otra forma, aparentemente desde la Iglesia o desde otras instancias, intenten destronar a Cristo mediante esta ideología que tan sutil se presenta en nuestros días.
     Ambas intervenciones fueron aplaudidas, causando una grata sorpresa en los asistentes al considerar la novedad de todo aquello que se había tratado, que aun siendo ya un Magisterio con un recorrido en el tiempo, era sin embargo desconocido para la mayoría, como se constató posteriormente. En efecto, en los minutos de descanso entre las ponencias y el almuerzo, y espontáneamente, se realizaron tertulias informales en las que se intercambiaban impresiones tanto con los organizadores como con los ponentes, que mostraban el interés  general sobre los temas tratados, resaltando especialmente la actualidad del seminario y la nueva visión que arrojaba luces e interpretaciones certeras sobre lo que acontece al día de hoy. También muy comentado en esta jornada de la mañana fue  el reto lanzado por D. Javier  Utrilla, llamándonos a la lucha diaria por el tradicionalismo para devolver a Cristo Rey su reinado social. Estas tertulias informales incrementaron los asistentes inscritos al almuerzo, con un claro ánimo, ¡cumplido!, de compartir opiniones.
     Se inició la tarde, a las 16:30, ya con un marcado cariz de concreción, donde la coordinadora, citando a Donoso Cortés y a Elías de Tejada, daba paso a lo que sería, en palabras de una asistente, «bajar al ruedo».

     Se daba paso al presidente del Círculo Tradicionalista de Granada General Carlos Calderón, Rodrigo Bueno, con la ponencia Intelectuales tradicionalistas: actualidad y pensamiento, que abría con una cita de Salvador Morales Marcén, que serviría como pórtico y resumen de su intervención: El Tradicionalismo es la historia, es la tradición, es la fe, es el alma española, y sin alma no viven las naciones ni los individuos. Se desarrolló con un recorrido exhaustivo y conciso por los intelectuales más relevantes, no sin antes recordar la verdadera naturaleza de España y sus constituciones (como el Fuero de Baeza), haciendo presente el Siglo de Oro, el Manifiesto de los Persas, la Regencia de Urgel... así como la prensa carlista, la cual llegó a ser la más leída en su tiempo, como El Siglo Futuro o la revista Cristiandad. Al tiempo que se hacía memoria de personajes como Ramiro de Maeztu o Emilio Ruiz Muñoz o Rafael Gambra, por citar a algunos. Entre los asistentes se asentía ante el reconocimiento de quienes injustamente han sido marginados, en una clara alusión a lo que ya iba siendo un común sentir.


     Finalizada, y tras una larga ovación, se dio paso a Jesús Sosa , que hizo disfrutar en su ponencia Juan Vázquez de Mella: un programa. La introducción de su intervención fue un resumen detallado de los antecedentes históricos en los que enmarcó al personaje, que superó los límites del título, y que sirvió para enlazar el momento histórico vivido con la más candente contemporaneidad. No sólo se hizo referencia a los «tres dogmas nacionales» de Mella, sino que se revivió, con la lectura de fragmentos de sus obras y discursos, lo que podría ser perfectamente una intervención acerca de los problemas de hoy. Lecturas estas últimas que fueron el broche de oro que hizo que algunos asistentes preguntaran al final por el próximo seminario.
     Al cierre, la coordinadora hizo partícipes a todos de un juicio que la organización consideró necesario: la obligación de todos, sin excepción, de la restauración de todo en Cristo.
     Ya finalizado, y tras la oración de D. Javier Utrilla, tanto los ponentes como la organización fueron felicitados por la oportunidad que se brindó de dar a conocer lo que, desde ese día, ya será parte de nuestra acción.
¡Viva Cristo Rey!

jueves, 7 de noviembre de 2019

81 años del bombardeo de Cabra, crimen de guerra republicano oportunamente olvidado...


El 7 de noviembre de 1938, día de mercado, la aviación republicana bombardeó Cabra (Córdoba), localidad que carecía de blancos militares o importancia estratégica. Seis toneladas de bombas cayeron sobre blancos civiles matando a 109 personas e hiriendo a varios cientos...

En 2003 autoridades locales retiraron la cruz colocada en memoria de los muertos...

LA LEY DE LA MEMORIA HISTÓRICA NO CONTEMPLA LOS CRÍMENES DE GUERRA REPUBLICANOS...
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